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La llegada de la Internet de Máquinas Conscientes

Expertos en inteligencia artificial (IA) y especialistas en neurociencia sostienen que probablemente el cerebro del ser humano puede responder a un modelo de sistema informático capaz de codificar y procesar información de forma muy concreta. En todo este proceso nada convencional, es probable que la mente sea una manifestación del cuerpo (no sólo del cerebro, diría yo). Esto es como decir que cuando nuestro cuerpo vive y piensa, está creando continuamente ‘estructuras informativas’ que están en la base misma de nuestros comportamientos diarios. Y la conciencia proviene de la correlación, de la integración de estas ‘estructuras de información’ o piezas codificadas de información.

No es de extrañar que uno de los retos más importantes al que se enfrentan las futuras tendencias de la IA sea realmente el desarrollo de máquinas que adquieran un cierto nivel de ‘conciencia artificial’ gracias a las redes y a la combinación de grupos de funciones capaces de realizar las operaciones de codificación, procesamiento y almacenamiento sobre determinadas ‘estructuras de información’ muy específicas que reciban del mundo. Los estudios sobre agentes conscientes se están moviendo en la misma dirección. La frontera entre las TIC y la IA está desapareciendo definitivamente: las máquinas están empezando a aprender como lo hacemos los seres humanos y en cinco años, las interfaces de IA sustituirán a los teléfonos inteligentes.

En resumen, la ecuación es bastante simple. Las Matemáticas serán el lenguaje, la informática se ocupará de ejecutar dicho lenguaje (codificado en el software), el almacenamiento pondrá a salvo esta información codificada y, con el tiempo, las redes crearán las relaciones, con una latencia casi inexistente, entre dichos grupos de funciones. Google, por ejemplo, está financiando la investigación sobre la conversión de la lengua en un problema matemático de espacios vectoriales, el uso de técnicas de minería de datos para el modelado de la estructura de una lengua y la comparación con las estructuras de otras lenguas. Todo esto en conjunto aporta la necesaria ‘inteligencia’ a los sistemas operativos para dotar a los dispositivos con capacidades para la lógica y la conversación natural.

Con el tiempo, se producirá la interacción entre la IA y las evoluciones de la web, con Internet o mejor, con la re-evolución de 5G. De hecho, 5G asumirá las características de una plataforma de computación avanzada y distribuida a gran escala, con un tejido de conexiones (tanto fijas como móviles) que se caracterizarán por su alta capacidad y una latencia extremadamente baja (del orden de unos pocos milisegundos). La flexibilidad y la capacidad de programación (vía API) serán dos de las otras características principales de 5G.

Antonio Manzalini,
Presidente,
IEEE SDN Initiative

5G se convertirá en una especie de ‘sistema nervioso artificial’, oculto tras la sociedad y la economía. Ya hoy en día estamos hablando del ‘Conocimiento como Servicio’ (CaaS) cuando consideramos cómo dotar a las infraestructuras de red con capacidades cognitivas. Para ello se están utilizando varias técnicas, incluyendo los sistemas dinámicos (no lineales), la inteligencia computacional, el control inteligente (control adaptativo, modelos de aprendizaje, redes neuronales, sistemas difusos, y algoritmos genéticos y evolutivos).

Por otra parte, actualmente ya conectamos nuestra mente / cuerpo con ordenadores portátiles, tabletas, teléfonos inteligentes, objetos portátiles avatares, agentes cognitivos, etc. ... que realizan funciones de recuperación de información, codificación y procesamiento para nosotros y con nosotros. Si añadimos a esto el hecho de que la definición de redes por software (por ejemplo, SDN-NFV) permitirá que las redes sean muy flexibles y omnipresentes, siendo capaces de poner en contacto miles de millones de funciones de procesamiento con conexiones de muy baja latencia, podemos imaginar el panorama general: el acoplamiento de diferentes formas de inteligencia y consciencia entre máquinas y seres humanos.

Tengamos en cuenta que en el comienzo mismo de las telecomunicaciones, en torno a 1880, el negocio parecía estar limitado a la venta de teléfonos; hubiera sido el comprador del teléfono el que habría tenido que desplegar los cables necesarios para conectar con otro teléfono. Pero pronto se hizo evidente que la ‘estructura de interconexión’ era en realidad la más importante y la parte más cara de las telecomunicaciones. De este modo, los proveedores de redes realizaron las inversiones y asumieron el coste operativo de creación y gestión de las necesarias infraestructuras de redes. Ese modelo de negocio de las telecomunicaciones no cambió mucho durante los siguientes 130 años, pero sin embargo va a cambiar radicalmente en los próximos años.

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La red se transformará, cambiando su estructura de cajas interconectadas cerradas (lo nodos de hoy en día, por ejemplo, interruptores, enrutadores, cajas intermedias, etc.) por un continuo de contenedores lógicos que ejecutarán el software de millones de procesos inteligentes interactuando entre sí. Los terminales inteligentes, las máquinas autónomas, aviones no tripulados y robots se convertirán en ‘terminaciones nerviosas’ formando parte del mundo real. Esto tendrá un gran impacto en la industria, en la automatización de la agricultura y en la optimización de casi cualquier proceso socioeconómico de las ciudades inteligentes.

Esta transformación radical será imparable, ya que sigue una ley básica de la naturaleza: cualquier ecosistema abierto lleva a cabo su ‘optimización’ como la mejor adaptación posible al entorno.

Quién no recuerda la increíble película ‘2001: Una odisea del espacio’. La película comienza con los primeros homínidos tratando de utilizar un hueso como herramienta. Millones de años después, la tecnología espacial y la IA (HAL) eran las ‘herramientas’ con las que contaban los seres humanos en su difícil viaje a Júpiter ... eso es lo que va a pasar en los próximos años: una Internet de Máquinas Conscientes será la siguiente herramienta para la sociedad del conocimiento.

Por otro lado, cualquier trabajo que se puede descomponer en una serie de tareas rutinarias será susceptible de digitalizarse, automatizarse y de llevarse a cabo por cualquier variedad de robots o máquinas conscientes, esto supone por tanto, la sustitución de los seres humanos.

Por lo tanto, ¿qué se deja a los seres humanos del mañana? Necesitamos comprender mejor las diferencias entre las máquinas inteligentes y los seres humanos para crear una sociedad basada en el conocimiento, la economía y las perspectivas de un mundo realmente sostenible. Ese sería el gran reto del futuro.

Sobre el Autor:
Antonio Manzalini realizó el Máster en Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Turín. En 1990 se unió a CSELT, que posteriormente se convertiría en Telecom Italia Lab. Comenzó su actividad en investigación y desarrollo de tecnologías y arquitecturas para las futuras redes de transporte óptico: en este contexto, presidió en la UIT-T las cuestiones que contribuyen al desarrollo de varias Recomendaciones del UIT-T sobre redes de transporte (por ejemplo, SDH, OTN). Ha liderado importantes proyectos financiados por la Comisión Europea sobre redes del futuro. Fue miembro de CPT de varias Conferencias del IEEE, y recientemente fue Copresidente General de EuCNC2014. Sus resultados se publican en más de 110 periódicos. Actualmente va a iniciar su colaboración con el Strategy and Innovation Dept. de Telecom Italia (Futuro Centro) para abordar escenarios estratégicos y actividades de innovación, principalmente relacionados con redes definidas por software, virtualización de funciones de red, Internet de las Cosas y 5G. Es Presidente de la iniciativa SDN del IEEE.

 

Artículo original  - 'The Coming of an Internet of Conscious Machines'

Traducido por, Francisco Martínez - LinkedIn

 

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